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sábado, 4 de octubre de 2014

Introducción a la psicología cognitiva

El presente trabajo aborda las diferentes preguntas problemáticas expuestas en el modulo de introducción a la psicología cognitiva, dividido este en dos partes, la primera aborda la metáfora computacional-representacional de la mente, la cual es utilizada por el paradigma del procesamiento de la información, la segunda parte contiene el sustento de la inclusión de la teoría de Piaget y Vigotsky en la psicología cognitiva. El trabajo se realiza de forma conjunta debido a que el modulo aunque es dirigido por diferentes profesores permite vislumbrar una de las ramas de la psicología, que es la psicología cognitiva, por este motivo se tomará como excusa la propuesta de Riviére (1987) donde expone el concepto del sujeto de la psicología cognitiva, así, de esta manera ligando estás tres ramas, que pueden resultar divergentes y convergente en la forma de afrontar la cognición humana.

Es de conocimiento que la psicología es una profesión reconocida por sus diferentes enfoques, uno de ellos es la psicología cognitiva, la cual se ramifica en tres, la anglosajona -el procesamiento de la información.-, la escuela de Ginebra con Piaget, y la psicología socio-cultural de Vigotsky, las tres ramas, con diferentes formas de afrontar el sujeto, en especial el sujeto cognitivo; Riviére (1987) expone que éstas ramas tiene diferentes métodos y formas para estudiar la cognición y es por esto que surge la necesidad de caracterizar la psicología cognitiva es rasgos que puedan ser comunes entre las diferentes teorías que la caracterizan. 


jueves, 16 de mayo de 2013

Jacques Rancière / La comunidad de los iguales (EL MAESTRO IGNORANTE)


De esta manera se puede soñar con una sociedad de emancipados, que sería una sociedad de artistas. Una sociedad como ésta repudiaría la división entre los que saben y los que no, entre quienes poseen o no la propiedad de la inteligencia. Sólo sabría de espíritus que actúan: hombres que hacen, que hablan de lo que hacen y transforman así todas sus obras en medios para señalar la humanidad que está con ellos, como en todos. Hombres como éstos sabrían que nadie nace con más inteligencia que su vecino, que la superioridad que alguien declara es sólo el fruto de su aplicación en el manejo de las palabras, tan encarnizada como la de cualquier otro en el manejo de sus herramientas; que la inferioridad es consecuencia de circunstancias que no han obligado a ir más allá en la búsqueda. En síntesis, sabrían que la perfección puesta por éste o aquél en su arte no es otra cosa que la aplicación particular del poder común a todo ser de razón, el que cada uno experimenta cuando se retira al recinto cerrado de su conciencia, en donde la mentira ya no tiene sentido. Sabrían que la dignidad del  hombre es independiente de su posición, que ‘el hombre no ha nacido para ninguna posición particular, sino para ser feliz en sí mismo, independientemente de su suerte’ y que ese reflejo de sentimiento que brilla en los ojos de una esposa, de un hijo o de un amigo querido representa a la mirada de un alma sensible suficientes objetos adecuados para satisfacerla.

Hombres como éstos no se consagrarían a la creación de falansterios donde las vocaciones respondieran a las pasiones, comunidades de iguales, organizaciones económicas que distribuyen armoniosamente funciones y recursos. Para unir al género humano, no hay mejor vínculo que el de la inteligencia idéntica en todos. Ésta es la justa medida del semejante, que echa luz sobre la suave inclinación del corazón que nos lleva a ayudarnos mutuamente y a amarnos unos a otros. Es la inteligencia la que le brinda al semejante los medios para considerar la extensión de los servicios que puede esperar de su igual y preparar los medios para dar testimonio de su reconocimiento. Pero no hablemos a la manera de los utilitaristas. El principal servicio que el hombre puede esperar del hombre depende de esta facultad de comunicar el placer y la pena, la esperanza y el temor, para conmoverse recíprocamente:

‘Si los hombres no tuvieran esta facultad, una facultad igual en todos, de conmoverse, de enternecerse recíprocamente, se convertirían muy rápido en extraños unos respecto de otros; se dispersarían al azar por el planeta y las sociedad se disolvería. … El ejercicio de esta potencia es a la vez el más dulce de todos nuestros placeres y la más imperiosa de todas nuestras necesidades’.

No preguntemos entonces cuáles serían las leyes de ese pueblo de sabios, sus magistrados, sus asambleas y tribunales. El hombre que obedece a la razón no tiene necesidad de leyes ni de magistrados. Los estoicos ya lo sabían: la virtud que se conoce a sí misma, la virtud de conocerse a sí mismo es la potencia de todas las demás virtudes. Pero nosotros sabemos que esa razón no es privilegio de los sabios. No hay más insensatos que quienes sostienen la desigualdad y la dominación, aquellos que quieren tener razón. La razón comienza allí donde se detienen los discursos ordenados con el fin de tener razón, allí donde la igualdad es reconocida: no una igualdad decretada por la ley o por la fuerza, no una igualdad recibida pasivamente, sino una igualdad en acto, verificada en cada uno de los pasos de esos caminantes que, en su atención constante en sí mismos y en su revolución sin fin en torno a la verdad, encuentran frases adecuadas para hacerse comprender por los demás.

Es necesario, pues, invertir las preguntas de los burlones. ¿Cómo –preguntan-- es pensable algo como la igualdad de las inteligencias? ¿Y cómo esta opinión podría instalarse sin provocar el desorden de la sociedad? Habrá que preguntar a la inversa, ¿cómo es posible la inteligencia sin la igualdad? La inteligencia no es potencia de comprender que se encargaría por sí misma de comparar su saber con su objeto. Es potencia de hacerse comprender que pasa por la verificación del otro. Y sólo el igual comprende al igual. Igualdad e inteligencia son sinónimos, tanto como razón y voluntad. Esta sinonimia que funda la capacidad intelectual de cada hombre es también la que vuelve a una sociedad posible en general. La igualdad de las inteligencias es el vínculo común del género humano, la condición necesaria y suficiente para que exista una sociedad de hombres. ‘Si los hombres se consideraran como iguales, la constitución se haría rápidamente’. Es verdad que sabemos que no nos consta que los hombres sean iguales. Decimos que puede ser que lo sean. Es nuestra opinión y nos encargamos, junto con quienes piensan como nosotros, de verificarla. Pero también sabemos que ese puede ser es justamente aquello por lo cual es posible una sociedad de hombres.

Fuente: Jacques Rancière, El maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual, trad. Claudia E. Fagaburu, Libros del Zorzal, Buenos Aires, 2007, pp. 95-98.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Libro de los Frenápteros



Un hombre que era extraño hasta de sí mismo se enamoró de una mujer extraña. Y se lo dijo. Pero ella era una mujer extraña, muy solitaria, indiferente, con pájaros en la cabeza.
-Si me quieres-le dijo-, yo no sé si pueda quererte.
-Y, ¿cómo podré convencerte de que me quieras? Preguntó el hombre
-Yo no conozco el mar-dijo la mujer-no conozco el bosque ni la selva. Sueño con orquídeas desde que las oí mencionar. He vivido en mi casa desde que nací. No he ido más allá de los límites de mi jardín.
En los ojos de la mujer había algo semejante a una tristeza serena, a un aburrimiento domesticado, a una desesperanza ya vieja y sin solución. Y, sin embargo, como quien trata de pescar ballenas en el manantial del traspatio, se atrevió a pedir:
-Llévame a ver el mar.       
-De acuerdo-dijo el hombre-Empaca y nos vamos.
-Pero quiero ir a pié, desnuda y con una venda sobre los ojos.
-No verás el camino.
-Tú me guiarás.
-Pero entonces no podrás ver el bosque y las selvas, no conocerás las orquídeas. No gozarás al contemplar por primera vez el mar.
-Quizás si pueda verlos y conocerlos a través de tus ojos.
-Y entonces ¿me amarás?
--Antes de quitarme la venda me descubrirás el mar. Luego, cuando yo lo vea con mis propios ojos, sabré si puedo amarte o no.


sábado, 22 de septiembre de 2012

Comprender la influencia del contexto violento (familiar y escolar), en las características del trastorno antisocial de la personalidad en menores de quince (15) años, en estudiantes del liceo campestre de pereira


Con este proyecto se dilucida el papel que juega el contexto violento Pereirano en el desarrollo en las características infantiles del trastorno antisocial de la personalidad tomando como principal referente autores como Vygotsky, Moscovici, Berger y Luckman, Chaux, K. A. Dodge, y el MANUAL DIAGNÓSTICO Y ESTADÍSTICO DE LOS TRASTORNOS MENTALES (DSM- IV), basándose en estudios anteriores y tomando como fuente las personas menores de 15 años del colegio Liceo Campestre de Pereira que estén de grados 4° a 11°, analizando factores esenciales de contextos familiares y escolares.

Cuando se habla de factores, se enmarcan todos aquellos que se dan cuando el niño está asimilando e interpretando el contexto en el que se desarrolla. Pero antes de realizar lo anterior, se expondrá qué es un trastorno antisocial de la personalidad y cuáles son sus comportamientos.

Esto se realizará en un primer momento de forma teórica, problematizando los factores que estructuran el trastorno antisocial de la personalidad en la infancia.
Al estudiar las principales características de las variables que afectan la psicopatía o trastorno anti-social de la personalidad en la infancia, se pretende tener un mayor conocimiento de las diferentes clases de factores, formas, objetos, ambientes o costumbres que caracterizan o que influyen en la formación de este trastorno, principalmente el contexto.






lunes, 13 de agosto de 2012

La educación prohibida


"Hoy en día la educación está prohibida, muy poco de lo que pasa en la escuela es verdaderamente importante, y las cosas que importan, no se anotan en ningún cuaderno, ni en ninguna carpeta. ¿Cómo encontrar nos con la vida? ¿Cómo enfrentarnos con las dificultades? no lo sabemos. Hablan muchos de educación, progreso, democracia, libertad, un mundo mejor, pero nada de eso pasa en el aula. No enseñan a estar lejos unos de otros, a competir por cosas que no tienen valor, padres y maestros no nos escuchan, no nos preguntan nunca que opinamos, no tienen idea de que sentimos, que pensamos o que queremos hacer. ¿No sería maravilloso que podamos elegir día a día ir a la escuela? Que sea elección nuestra, no de nuestros padres. Que la escuela sea un lugar hermoso, donde disfrutar, donde jugar, donde ser libres, donde elegir que aprender y como aprenderlo.


Y soñar que las cosas puedan ser distintas, ese es el ejemplo que nos tienen que dar, si sus expectativas son suyas no son nuestras, mientras la sigan teniendo vamos a seguir fallando. Por todo esto decimos basta, basta de decidir por nosotros, basta de calificarnos, basta de imponernos, ni la ciencia ni los exámenes ni los títulos nos definen, nosotros vamos a decidir que queremos ser, hacer, sentir o pensar. Creemos que la educación está prohibida, no por culpa de la familia, no por culpa de los chicos, no por culpa de los docentes, la educación la prohibimos todos, cada vez que elegís mirar a otro lado en vez de escuchar, cada vez que elegimos la meta en vez del trayecto, cada vez que dejamos todo igual en vez de probar algo nuevo.


Esta es nuestra propuesta proVida, y empieza ahora mismo."


Sinopsis:

La escuela ha cumplido ya más de 200 años de existencia y es aun considerada la principal forma de acceso a la educación. Hoy en día, la escuela y la educación son conceptos ampliamente discutidos en foros académicos, políticas públicas, instituciones educativas, medios de comunicación y espacios de la sociedad civil.Desde su origen, la institución escolar ha estado caracterizada por estructuras y prácticas que hoy se consideran mayormente obsoletas y anacrónicas. Decimos que no acompañan las necesidades del Siglo XXI. Su principal falencia se encuentra en un diseño que no considera la naturaleza del aprendizaje, la libertad de elección o la importancia que tienen el amor y los vínculos humanos en el desarrollo individual y colectivo.


A partir de estas reflexiones críticas han surgido, a lo largo de los años, propuestas y prácticas que pensaron y piensan la educación de una forma diferente. "La Educación Prohibida" es una película documental que propone recuperar muchas de ellas, explorar sus ideas y visibilizar aquellas experiencias que se han atrevido a cambiar las estructuras del modelo educativo de la escuela tradicional.


Más de 90 entrevistas a educadores, académicos, profesionales, autores, madres y padres; un recorrido por 8 países de Iberoamérica pasando por 45 experiencias educativas no convencionales; más de 25.000 seguidores en las redes sociales antes de su estreno y un total de 704 coproductores que participaron en su financiación colectiva, convirtieron a "La Educación Prohibida" en un fenómeno único. Un proyecto totalmente independiente de una magnitud inédita, que da cuenta de la necesidad latente del crecimiento y surgimiento de nuevas formas de educación.


Mayor información en:

http://www.educacionprohibida.com
Facebook: www.facebook.com/laeducacionprohibida
Twitter: @EdProhibida

domingo, 1 de julio de 2012

Un mundo, en dos cabezas.


Un discurso sobre la actualidad, que cada día se parece más a aquel cuento escrito por Ray Bradbury en "Fahrenheit 451", Al parecer este es el mundo de Montag, porque en el mundo de Montag está prohibido leer, porque leer obliga a pensar y leer impide ser ingenuamente feliz...





“¡Ea! Un libro es un arma cargada en la casa de al lado. Quémalo. Quita el proyectil del arma. Domina la mente del hombre. ¿Quién sabe cuál podría ser el objetivo del hombre que leyese mucho? ¿Yo? No los resistiría ni un minuto.”

"Sólo pretendemos conservar los conocimientos imprescindibles, intactos y a salvo. No queremos por ahora incitar las iras de nadie. Pues si nos destruyen, el conocimiento muere con nosotros, quizá para siempre. Somos ciudadanos modelos, a nuestro modo. Caminamos por los viejos rieles, dormimos de noche en las colinas, y la gente de las ciudades nos deja en paz. Nos detienen y registran a veces, pero de nada pueden acusarnos. La organización es flexible, fragmentaria y dispersa. Algunos nos hemos cambiado la cara o las impresiones digitales con ayuda de la cirugía. En este preciso momento nuestra tarea es horrible. Estamos esperando a que estalle la guerra, y que, con la misma rapidez, llegue a su fin. No es nada agradable, pero no gobernamos las cosas. Somos la rara minoría que clama en el desierto. Cuando la guerra termine, quizá podamos ser útiles al mundo.
-¿Creen ustedes que los escucharán entonces?
-Si no, sólo nos quedará esperar. Les pasaremos los libros a nuestros niños, de viva voz, y ellos esperarán a su vez y se los pasarán a otras gentes. Mucho se perderá de ese modo, es cierto. Pero no se puede obligar a la gente a que escuche. Se acercarán a nosotros cuando llegue la hora, cuando se pregunten qué ha pasado y por qué el mundo estalló en pedazos. No puede tardar mucho.
-¿Cuántos son ustedes?
-Miles en los caminos, las vías de ferrocarril abandonadas. Vagabundos por fuera, bibliotecas por dentro. No lo planeamos en un principio. Siempre había alguien que quería recordar un libro, y así lo hacía. Luego, después de veinte años, nos encontramos, fuimos de un lado a otro, unimos los hilos sueltos, e ideamos un plan. No debíamos olvidar lo más importante: no éramos importantes. Debíamos evitar toda pedantería. No debíamos sentirnos superiores a nadie en el mundo. No éramos más que cubiertas protectoras de libros; ése era nuestro único significado. Algunos de nosotros viven en pueblos. El capítulo primero de Walden de Thoreau en Green River; el capítulo segundo en Willow Farm, Maine. Hasta hay una aldea en Maryland, de veintisiete habitantes, que es los ensayos completos de un hombre llamado Bertrand Russell. Ninguna bomba tocará esa aldea. Uno puede, casi, tomarla en la mano, y pasar las páginas, tantas páginas por persona. Y cuando la guerra termine, algún día, algún año, podrán escribirse los libros otra vez; se llamará a la gente, una a una, para que recite lo que sabe, y los guardaremos impresos hasta que llegue otra Edad de las Tinieblas, y tengamos que rehacer enteramente nuestra obra. Pero eso es lo maravilloso en el hombre; nunca se descorazona o disgusta tanto como para no empezar de nuevo. Sabe muy bien que su obra es importante y valiosa."

                                                                                                                                                                    Ray Bradbury, Farenheit 451

sábado, 9 de junio de 2012

"El derecho al delirio" Fragmento (Eduardo Galeano)



¿Qué tal si deliramos por un ratito? ¿Qué tal si clavamos los ojos más allá de la infamia para adivinar otro mundo posible? El aire estará limpio de todo veneno que no provenga de los miedos humanos y de las humanas pasiones... En las calles los automóviles serán aplastados por los perros... La gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por el ordenador, ni será comprada por el supermercado, ni será, tampoco, mirada por el televisor. El televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia y será tratado como la plancha, o el lavar-ropas.

Se incorporará a los códigos penales, el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir no más... Cómo canta el pájaro sin saber que canta y cómo juega el niño sin saber que juega. En ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo. Nadie vivirá para trabajar, pero todos trabajaremos para vivir. Los economistas no llamarán nivel de vida, al nivel de consumo ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas. Los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas. Los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos.

Los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas. La solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie, nadie, tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo. La muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero. La comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio... porque la comida y la comunicación son derechos humanos. Nadie morirá de hambre... porque nadie morirá de indigestión. Los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle. Los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos.

La educación no será el privilegio de quiénes puedan pagarla y la policía no será la maldición de quiénes no puedan comprarla. La justicia y la libertad... hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda…

En Argentina, las locas de plaza de mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria. La Santa Madre Iglesia corregirá algunas erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará: festejar el cuerpo. La Iglesia también dictará otro mandamiento que se le había olvidado a Dios: amarás a la naturaleza de la que formas parte.

Serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma. Los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos se desesperaron de tanto esperar y ellos se perdieron por tanto buscar. Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza, y voluntad de Justicia... hayan nacido cuando hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo. Seremos... imperfectos, porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada día cómo si fuera el primero y cada noche cómo si fuera la última.